Cuando los alimentos llegan al colon, la gran mayoría de sus nutrientes (hidratos de carbono, proteínas, grasas, vitaminas, minerales) ya han sido absorbidos en el intestino delgado. En ese caso, el alimento se compone únicamente de las partes no digeribles, como la fibra, el agua y algunos minerales y nutrientes.
La función principal del colon es absorber el agua (1,5 litros al día) y los minerales (electrolitos) de estos residuos alimentarios para compactarlos en las heces. Gracias a las contracciones musculares de la pared, que se propagan en forma de ondas a lo largo del colon (lo que se conoce como peristaltismo), estas heces pasarán hacia el recto, donde finalmente serán evacuadas.
El papel de las bacterias en el colon
El colon es la parte del tubo digestivo con mayor concentración de microorganismos. Se calcula que en el colon hay entre 10 y 10.000 billones de bacterias por mililitro, que constituyen lo que se conoce como microbiota intestinal. Estas bacterias desempeñan funciones esenciales para el buen funcionamiento del organismo:
- Participan en la fermentación de las partes no digeribles de los alimentos (fibras)
- Facilitan la asimilación de ciertos nutrientes
- Contribuyen a la producción de ciertos aminoácidos y vitaminas, como la vitamina K
- Regulan la absorción de ciertas grasas, calcio, magnesio, etc.
La microbiota también desempeña un papel en la motilidad del colon y participa en el desarrollo de la inmunidad y la lucha contra los microorganismos patógenos. Se cree que ciertos desequilibrios en la microbiota son responsables de las enfermedades inflamatorias intestinales crónicas (EII).
Nota: las heces están compuestas por un 75% de agua y un 25% de bacterias muertas, residuos de fibra alimentaria, células descamadas de la pared intestinal y sales biliares.