Si se considera la pandemia como un catalizador, ha quedado claro que las cadenas de suministro centradas en la industria suelen funcionar en silos. Sin embargo, una cadena de suministro centrada en un país o en una empresa puede dar un paso adelante, sobre todo si se tienen en cuenta los costes de transporte y aprovisionamiento. A un nivel muy básico, el impacto medioambiental del traslado innecesario de productos por todo el mundo puede mejorarse mediante la deslocalización.
La fabricación ya no consiste en perseguir países de bajo coste, sino en integrar un conjunto de herramientas sofisticadas y basadas en datos para ayudar a evaluar las decisiones en función del riesgo, muchas de las cuales se toman ahora a nivel directivo. Puede que sea más barato deslocalizar las operaciones a Asia -o a cualquier otro lugar que tenga más sentido desde el punto de vista financiero-, pero el proceso de toma de decisiones es mucho más complejo en el actual entorno inflacionista. Las empresas que deseen deslocalizar sus operaciones deben tener en cuenta la geopolítica y los lugares donde existe riesgo, además de su mercado de crecimiento. Una tendencia acuñada por los expertos en la cadena de suministro es el «friendshoring», es decir, el establecimiento en destinos más predecibles con valores políticos compartidos. Esta rama de la desglobalización es la razón por la que la fabricación no puede centrarse en el coste total de propiedad (CTP). El CTP y la logística son sólo el primer paso en la estrategia de la cadena de suministro.
Si antes se consideraba que China era la fábrica del mundo, hoy la gestión de la cadena de suministro es mucho más estratégica porque, en última instancia, ¿de qué sirve tener componentes más baratos si no se puede acceder a ellos? Dicho esto, hay aspectos que deben tenerse en cuenta al abandonar un centro de fabricación deslocalizado. Habrá que recuperar herramientas y moldes, y los derechos de propiedad intelectual (PI) son delicados en lo que respecta a la titularidad. Las empresas extranjeras también pueden estar sujetas a impuestos de cierre.
ERP en nube para deslocalizar las cadenas de suministro de los fabricantes
Según una encuesta realizada por PROS, el 55% de los fabricantes australianos tienen intención de deslocalizar sus operaciones a Australia de aquí a 2023, tras la volatilidad del mercado provocada por la pandemia y las relaciones internacionales con los países vecinos. Lo que hará realidad la deslocalización de las cadenas de suministro en Australia es un sistema ERP que ayude a impulsar la estrategia digital. Los fabricantes necesitan soluciones prácticas y el ERP en la nube desempeña un papel fundamental a la hora de permitir la deslocalización y la deslocalización cercana en el futuro. Una hoja de ruta digital requiere acceso a datos precisos, en tiempo real y procesables. Desde herramientas de colaboración hasta un completo sistema de ejecución de fabricación (MES), la deslocalización solo funcionará cuando los fabricantes tengan visibilidad en toda su cadena de suministro, y eso significa tener la capacidad de comprender las cambiantes demandas de los clientes y los cambios de los proveedores desde el principio. Una solución ERP en la nube también permitirá a los fabricantes hacer uso de las últimas tecnologías de digitalización y de los avances en automatización para agilizar los procesos empresariales.
La pandemia ha demostrado que Australia ya no puede permitirse depender de otros países para suplir las carencias de su cadena de suministro. Para los fabricantes con sede en Australia, una solución ERP totalmente integrada con analítica incorporada no solo es necesaria, sino que también proporciona una ventaja competitiva y de costes para equilibrar una empresa y su cadena de suministro, especialmente para aquellas empresas que buscan deslocalizar.
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