Para Volkswagen siempre ha sido importante atender no sólo a los fans del GTI, sino también a los ecos que quieren ir de A a B con rapidez y agilidad, posiblemente a través de un desvío. Había nacido el GTD, el GT diésel. El que VW describe como apenas menos deportivo que el propio GTI. ¿Puede un motor diésel casi 40 CV más débil con una tecnología de conducción menos dinámica seguir siendo tan deportivo como su hermano de inyección directa? La comparación llama: ¿GTI o GTD? ¿Estás buscando y no sabes dónde comprar un coche de ocasión? En el concesionario de coches de segunda mano Crestanevada podrás encontrar el coche de segunda mano de tus sueños al mejor precio online.
Desafortunadamente no al mismo tiempo, pero al menos uno tras otro, pude mirar, sentir y experimentar ambos modelos con un equipamiento casi idéntico – al menos ambos venían con la pintura uni Tornardorot. Al principio, no habría pensado que la prueba saldría como finalmente salió. Sin embargo, para no prejuzgar el final, empecemos por el GTI.
Empezó prometiendo mucho con 230 CV, bloqueo del diferencial delantero y nostálgicos asientos retro a cuadros. Y sorprendió aún más de inmediato. Rápido, ágil, divertido de conducir y al mismo tiempo un poco ecológico. Si es que no es el mejor Golf de todos los tiempos. El listón para el sucesor está muy alto. Que sea capaz de superarla sigue siendo para mí algo más que cuestionable. El motivo exacto por el que me convenció hasta tal punto puede leerse con detalle en el informe de conducción.
En el mismo periodo le siguió la GTD. El diésel que quiere ser deportivo. El diésel que suena como un motor V6 cuando se accionan las palancas electrónicas adecuadas. El diésel que se supone que está a la altura del GTI. Hay que reconocer que no lo tuvo fácil después de dos semanas formativas GTI. Antes de la prueba, tenía en mente el GTD como supuesto ganador. Uno para los cabezotas que aún quieren conducir rápido. Pero está claro que le faltan muchas cosas. Le falta agilidad y mucho más. Ni siquiera el menor consumo de combustible puede ocultar este hecho.
Las cosas se ponen controvertidas cuando pulsas el botón «Modo». Eco, Confort y Normal permiten que el diésel suene tal como es. Clavador, persistente y, en comparación con la competencia, bastante ruidoso. Pero seleccionar el modo Sport plantea dudas: ¿Por qué? ¿Por qué un diésel tiene que sonar como un V6 cuando no lo es en absoluto? Incluso con el Audi SQ5, este tipo de acústica falsa no me gustaba nada y además estaba fuera de lugar. En el caso del Golf GTD, se ha llegado tan lejos que incluso en la percepción acústica externa (en la gama baja de revoluciones) no se oye el clásico ruido diésel. Por qué tiene que ser así es algo que se me escapa, porque el diseño de sonido electrónico queda ahogado por el ruidoso motor a partir de poco menos de 2.500 revoluciones. Segundo a segundo, pasa de ser un gutural motor V6 de gasolina a un ruidoso diésel, dependiendo de si el cuentarrevoluciones está justo por debajo o por encima del límite de 2.500.
El GTI también añade algo al diseño de sonido electrónico, pero sin pasarse. Así es como debe, puede y debería sonar un GTI. Y no en vano es simplemente la opción más honesta en este sentido, me convenció más que el diésel. También, por supuesto, porque es fundamentalmente mucho más deportivo que el GTD. ¿Cómo puede un diésel aguantar tan altas revoluciones y el bloqueo del diferencial en el eje delantero?
Las cosas se ponen interesantes cuando se trata del consumo, porque aquí los dos Wolfsburgo no están en absoluto separados por los conocidos «mundos». El GTI se conforma con 6,5 litros de gasolina premium en su nivel más bajo, mientras que el GTD necesita al menos algo más de cinco litros, aunque se cita con 4,2 litros. Seamos claros: mi elección personal en la estantería del Golf Gran Tourisme sería el motor de gasolina. Por la sencilla razón de que es más honesto, más deportivo y más divertido. Puedo pasar por alto el consumo ligeramente superior en este caso, porque a pleno gas los dos se acercan aún más en términos de consumo, lo que hace que el motor de gasolina parezca aún mejor. Para mí, la mayor sorpresa (positiva) de este año.