Cómo implantar una solución de gestión de la cadena de suministro

Los retos de implantar una nueva solución SCM residen en la complejidad de los procesos y el coste del proyecto. Por lo tanto, tiene sentido que la solución pueda implantarse de forma modular, en lugar de de una sola vez. De este modo, la empresa podrá seleccionar primero la parte de la solución que desea utilizar, normalmente en función de un plazo corto de obtención de valor. Una vez demostrada su utilidad, pueden añadirse otros módulos.

 

Adoptar un enfoque modular puede suponer que la implantación completa de una nueva solución para la cadena de suministro lleve tiempo. Adoptar una hoja de ruta bien definida y en varias fases permite a la organización seguir la evolución del proyecto en su conjunto y facilita la gestión del cambio al permitir que los avances se produzcan de forma escalonada.

 

La simple incorporación de un nuevo software a una empresa no arreglará los procesos rotos. Para sacar el máximo partido de los nuevos sistemas, las empresas tienen que redefinir cómo funcionan los procesos. Por ejemplo, estudiar cómo podrían automatizarse los procesos de bajo nivel puede liberar al personal para que se ocupe de cuestiones más complejas. Los procesos más complejos deben examinarse para ver cómo pueden incorporarse nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial, para ayudar en áreas en las que el personal suele tener dificultades, como la previsión de la demanda de los clientes.

 

Otra tecnología, como una torre de control de la cadena de suministro, puede implantarse mediante cuadros de mando que ofrezcan visibilidad de los posibles desabastecimientos y aborden los desequilibrios a corto plazo entre la oferta y la demanda.

 

Para garantizar la adopción por parte de los usuarios, hoy en día una solución SCM debe ser capaz de soportar el acceso remoto y móvil. No es necesario que los profesionales de la cadena de suministro estén atados a una mesa de oficina para realizar su trabajo.

Es necesario invertir en tecnología SCM

 

La crisis del COVID-19 puso de manifiesto la fragilidad y rigidez de las cadenas de suministro. Muchos fabricantes han tomado medidas en respuesta a los retos de la pandemia. Pero a pesar de ello, los últimos acontecimientos han demostrado que las cadenas de suministro siguen siendo vulnerables a las perturbaciones. Las empresas deben seguir innovando en la función de la cadena de suministro y estar preparadas para invertir en tecnología que respalde esa innovación.

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